19/7/08


Las mujeres inteligentes saben que...
* Dios creo las citas para que las mujeres puedan descubrir las características negativas de un hombre antes de involucrarse con el, no después.


* Las mujeres inteligentes saben que ...
Si siempre vuelves con el hombre equivocado, tal vez no tengas la oportunidad de conocer al hombre correcto.

* Las mujeres inteligentes saben que ...
Las palabras "Te quiero" no salen con facilidad o rapidez de la boca de un hombre sincero.

* Las mujeres inteligentes saben que ...
Aunque ella sea la mujer adecuada, el hombre equivocado siempre será el hombre equivocado.

* Las mujeres inteligentes saben que ...
Todo hombre que no sabe "lo que quiere" no merece lo que tiene.

* Las mujeres inteligentes saben que ...
Si los hombres equivocados siempre te encuentran es porque das las señales equivocadas.

* Las mujeres inteligentes saben que ...
A menos que tengas conexiones con la Interpol, debes pensarlo dos veces antes de salir con un hombre mujeriego.

* Las mujeres inteligentes saben que ...
Esperar que un hombre cambie es como esperar que uno gane la lotería.

* Las mujeres inteligentes saben que ...
Algunos hombres cambian, pero cuando lo hacen también cambian de mujer.

* Las mujeres inteligentes saben que ...
No es inteligente aferrarse al dolor.

MUJER!!
Recuerda siempre!!...
* Luce bonita, no importa si vas solo a tu trabajo...no se sabe si camino a éste encontraras alguien que se fije en tu caminar.
Proyecta siempre que te sientes bonita. Una mujer no sólo es bonita cuando usa ropas caras o trae un buen maquillaje... una mujer refleja en la cara lo bonita que se siente si se muestra segura de si misma al caminar.

TODA MUJER DEBE SABER:
* Como enamorarse sin dejar de ser ella misma.
* Lo que quiere con respecto a tener hijos, como renunciar a un trabajo, terminar con un novio y confrontar a un amigo sin arruinar una amistad.
* Cuando intentarlo todo... y cuando alejarse.
* Como pasarla de maravilla en una fiesta a la que no deseaba asistir.
* Como pedir algo que realmente desee de manera que casi seguramente lo consiga.
* Tiene que entender que no puede modificar el ancho de sus muslos o de sus caderas, o la forma de ser de sus padres.
* Que su niñez pudo no ser perfecta... pero ya terminó.
* Lo que podría o no podría hacer por amor... o debería o no.
* Como vivir sola... aun si le desagrada.
* Debe saber en quien confiar y en quien no.
* A donde ir a sentarse con su mejor amiga o a una agradable cabaña en la playa cuando su alma necesita alimentarse y tranquilizarse.

NOTA:
No olvides que lo ideal seria lograr tener todo, pero aunque sólo leas la lista y te sientas identificada en algo, estas en buen camino.
Nunca pierdas la esperanza de cada día lograr nuevas conquistas.

TÚ ERES TAN INTELIGENTE CÓMO LA QUE MÁS! Esta en tu naturaleza, sólo tienes que descubrirte a ti misma!

16/7/08

demonio y yo angel

¿Qué decir cuando estás cerca?, La verdad, no sé, es que tú me quitas el aliento, se me cortan las palabras, y mi corazón quiere que diga "Te Quiero". Pero tengo miedo de tu reacción, yo no sé si sufres lo mismo que yo, la verdad, eso espero, porque no me imagino otra forma de vida que no sea contigo, sin tus ojos, sin tu cara, sin un beso tuyo, sin tus bromas que me hacen reír, sin tu voz que me seduce, sin nada de ti. Algunas veces me pregunto que habría sucedido si no te hubiese conocido, y me pongo a imaginarlo: mi mundo gris sería, pensando que no hay nadie correcto para mí, oyendo canciones que me desilusionan, esa no es la vida que quiero. Quiero una vida junto a ti, para que juntos podamos ser felices por un rato, por días, por meses, si quieres, por años. Quisiera decirte tantas cosas que no sé por donde empezar, y tengo miedo que digas "basta, no más". Ya no quiero tener miedo, miedo a no ser amada, miedo a no estar junto a ti. Quisiera que me des una señal, algo para saber sobre tus sentimientos, para saber si hago lo correcto. Una pregunta me haría feliz, pero no estoy segura si me la quieres decir, deja que eso te lo dicte el corazón.En éste momento te debes estar riendo, eso es lo que me gusta de ti, siempre tienes un motivo para sonreír. Bueno, ya te expresé parte de mis sentimientos, y quiero escuchar los tuyos, pero piensa bien lo que vas a decir, con dos palabras es suficiente, puedes decir un "Te Quiero", o puedes decir un "Lo Siento"


Definiciones y Clases de Amor

Las diferentes facetas del amor, clasificadas y explicadas.

Al hablar de la voluntad dijimos que una de las cinco formas de querer podía llamarse amor de benevolencia. La benevolencia como actitud moral también nos es familiar: consiste en prestar asentimiento a lo real, ayudar a los seres a ser ellos mismos.

Si pensamos un poco más en esa definición, y sobre todo en esa actitud, enseguida descubriremos que consiste en afirmar al otro en cuanto otro. Esto también puede ser llamado amor: «amar es querer un bien para otro». El amor como benevolencia consiste, pues, en afirmar al otro, en querer más otro, es decir, querer que haya más otro, que el otro crezca, se desarrolle, y se haga «más grande». Esta forma de amor no refiere al ser amado a las propias necesidades o deseos, sino que lo afirma en sí mismo, en su alteridad. Por eso es el modo de amar más perfecto, porque es desinteresado, busca que haya más otro. También podemos llamarlo amor-dádiva, porque es el amor no egoísta, el que ante todo afirma al ser amado y le da lo que necesita para crecer. Por eso, amar es afirmar al otro.

Sin embargo, también existe la inclinación a la propia plenitud, un querer ser más uno mismo. Esto es una forma de amor que podemos llamar amor-necesidad, porque nos inclina a nuestra propia perfección y desarrollo, nos hace tender a nuestro fin, nos inclina a crecer, a ser más. Por eso podemos llamarlo también amor de deseo. Esta forma de amor es el primer uso de la voluntad, que hemos llamado simplemente deseo o apetito racional. Según él, amar es crecer. En cuanto la voluntad asume las tendencias sensibles, en especial el deseo, éstas pueden llamarse también amor, en el sentido de amor-necesidad o amor natural: «se llama amor al principio del movimiento que tiende al fin amado», como dijimos al clasificar los sentimientos y pasiones.

Hay que decir, sin embargo, que llamar amor al deseo de la propia plenitud, a la inclinación a ser feliz, a la tendencia sensible y a la racional, puede hacerse siempre y cuando este deseo no se separe del amor de benevolencia, que es la forma genuina y propia de amar de los seres humanos. La razón es la siguiente: el puro deseo supedita lo deseado a uno mismo, es amarse a uno mismo, porque entonces se busca la propia plenitud, y la consiguiente satisfacción, y, por así decir, se alimenta uno con los bienes que desea y llega a poseer. Pero a las personas no se las puede amar simplemente deseándolas, porque entonces las utilizaríamos para nuestra propia satisfacción. A las personas hay que amarlas de otra manera: con amor de amistad o benevolencia.

Así pues, el amor se divide de un primer modo, que es considerando su forma, uso o manera, que es, como se acaba de ver, doble: el amor-necesidad y el amor dádiva. En las acciones nacidas de la voluntad amorosa, que se explicarán después, sucede algo realmente singular: El quinto uso de la voluntad (el amor dádiva) refuerza y transforma los cuatro restantes, empezando por el amor necesidad o deseo. Hay, pues, una correspondencia del amor de benevolencia con el amor-necesidad y los restantes usos de la voluntad, de la cual resulta que éstos se potencian al unirse con aquél. Antes de exponer esas acciones, y para terminar la exposición general acerca del amor, son necesarias tres precisiones:

1) Todos los actos de la vida humana, de un modo o de otro, tienen que ver con el amor, ya sea porque lo afirman o lo niegan. El amor es el uso más humano y más profundo de la voluntad. Amar es un acto de la persona y por eso ante todo se dirige a las demás personas. Sin ejercer estos actos, y sin sentirlos dentro, o reflexionar sobre ellos, la vida humana no merece la pena ser vivida.

De aquí se sigue que el amor no es un sentimiento, sino un acto de la voluntad, acompañado por un sentimiento, que se siente con mucha o poca intensidad, e incluso con ninguna. Puede haber amor sin sentimiento, y «sentimiento» sin amor voluntario. Sentir no es querer. En las líneas que siguen se pueden ver muchos ejemplos de actos del amor que pueden darse, y de hecho se dan, sin sentimiento «amoroso» que los acompañe. El amor sin sentimiento es más puro, y con él es más gozoso. Pero ambos no se pueden confundir, aunque tampoco se pueden separar.

Ese sentimiento, que no necesariamente acompaña al amor sensible o voluntario, puede llamarse afecto. Amar es sentir afecto. El afecto es sentir que se quiere, y se reconoce fácilmente en el amor que tenemos a las cosas materiales, las plantas y los animales, a quienes «cogemos cariño» sin esperar correspondencia, excepto en el caso de los últimos. El afecto produce familiaridad, cercanía física, y nace de ellas, como ocurre con todo cuanto hay en el hogar. Pero además de afectos, el amor tiene efectos: como todo sentimiento, se manifiesta con actos, obras y acciones que testifican su existencia también en la voluntad. Los afectos son sentimientos; los efectos son obra de la voluntad. El amor está integrado por ambos, afectos y efectos. Si sólo se dan los primeros, es puro sentimentalismo, que se desvanece ante el primer obstáculo.

2) Uno de los efectos del amor es su repercusión en el propio sujeto que ama, y se llama place, que es el gozo o deleite sentido al poseer lo que se busca o realizar lo que se quiere. De este modo «el placer perfecciona toda actividad» y la misma vida, llevándola como a su consumación. Se pueden señalar dos clases de placeres: «los que no lo serían si no estuvieran precedidos por el deseo, y aquellos que lo son de por sí, y no necesitan de esa preparación».

A los primeros podemos llamarles placeres-necesidad, y nacen de la posesión de todo aquello que se ama con amor-necesidad, por ejemplo, un trago de agua cuando tenemos sed. A los segundos podemos llamarlos placeres de apreciación, y llegan de pronto, como un don no buscado, por ejemplo, el aroma de un naranjal por el que cruzamos. Este segundo tipo de placer exige saber apreciarlo: «los objetos que producen placer de apreciación nos dan la sensación de que, en cierto modo, estamos obligados a elogiarlos, a gozar de ellos», por ejemplo, todos los placeres relacionados con la música. Se sitúan en el orden del amor-dádiva porque exigen una afirmación placentera de lo amado independiente de la utilidad inmediata para quien lo siente. El término satisfacción, que se puede aplicar al primer tipo de placer, esclarece también lo que se quiere indicar con el segundo.

La idea más habitual acerca del placer lo restringe más bien a la fruición sensible y «egoísta» propia de los placeres-necesidad (dejarse caer en el sillón al llegar a casa), pero tiende a dejar en la penumbra la satisfacción, más profunda, de los placeres de apreciación (encontramos un regalo en nuestra habitación). Los placeres gustan al hombre, de tal modo que los busca siempre que puede. Está expuesto por ello al peligro de buscarlos por capricho, y no por necesidad, haciendo de ellos un fin, incurriendo entonces en el exceso (beber más de la cuenta si estamos sedientos). Enseñar a alcanzar el punto medio de equilibrio entre el exceso y el defecto de los placeres corresponde a la educación moral, que produce la armonía del alma.

3) La división del amor en amor-necesidad y amor-dádiva se hace, como se ha dicho, según el modo de querer en uno y otro caso (primer y quinto uso de la voluntad respectivamente). Sin embargo, también se puede dividir el amor según las personas a quienes se dirige, según tengan con nosotros una comunidad de origen, natural o biológico, o no lo tengan.

En el primer caso, se da una cercanía y familiaridad físicas que hacen crecer espontáneamente el afecto: padres, hijos, parientes... Este es un amor a los que tienen que ver con mi origen natural. Podemos llamarlo amor familiar o amor natural. Cuando no se da esta comunidad de origen, el tipo de amor es diferente: lo llamaremos amistad, que a su vez puede ser entendida como una relación intensa y continuada, o simplemente ocasional. Un tercer tipo es aquella forma de amor entre hombre y mujer que llamaremos eros y forma parte la sexualidad, y de la cual nace la comunidad biológica humana llamada familia: es un amor de amistad transformado, intermedio entre esta última y el amor natural